“(…) pensar es el trabajo más duro que existe, y probablemente sea la razón por la que tan pocos se dedican a ello”. ~Henry Ford.
En la era digital, las tecnologías de inteligencia artificial han revolucionado la forma en que obtenemos información y nos comunicamos. Una de estas innovaciones es ChatGPT, una herramienta poderosa que brinda respuestas instantáneas a nuestras preguntas y nos ayuda a resolver problemas. Sin embargo, esta comodidad puede volverse peligrosa si dependemos demasiado de esta. Es crucial comprender los riesgos asociados y desarrollar estrategias para evitar la dependencia de esta innovación y de la inconmensurable cifra de tecnologías similares que están en plena eclosión.
En primer lugar, depender demasiado de ChatGPT puede llevar a la pérdida de habilidades cognitivas importantes, como el pensamiento crítico y la capacidad de investigar de manera independiente: habilidades cruciales para la analítica.
El pensamiento crítico nos permite detectar y resolver problemas de manera más fácil. Observar, recopilar información, buscar la mejor opción posible y actuar en consecuencia son pasos importantes en este proceso. Al depender únicamente de la tecnología, corremos el riesgo de aceptar información incorrecta, sesgada o incompleta, obviando nuestra capacidad de discernimiento crítico que nos permite distinguir entre lo veraz y lo falso. En este sentido, es importante recordar que ChatGPT es una creación de inteligencia artificial y esta está basada en datos previos, es decir, tiene sus limitaciones. Si bien es cierto que puede proporcionar respuestas rápidas, estas pueden ser imprecisas sobre todo en una época en la que las fake news son pan de cada día en Internet.
En cuanto al proceso de aprendizaje neurobiológico, el pensamiento crítico también nos ayuda a comprender ideas complejas que a primera vista pueden parecer imposibles de entender. Al investigar y tratar de comprender lo que se lee, ve o escucha, se adquiere un conocimiento que puede poner en marcha la creatividad y la generación de nuevas ideas. Cada vez que escribimos, además de contribuir con la plasticidad cerebral, prestamos atención a la coherencia y cohesión del texto, es decir, estamos comprendiendo, estamos nutriéndonos mentalmente.
En otra vereda, respecto de las habilidades sociales, la dependencia de ChatGPT puede llevar a una disminución en las interacciones humanas significativas. La comunicación cara a cara nos permite comprender diferentes perspectivas y crear conexiones emocionales; en términos simples, ser sujetos empáticos. La incapacidad para discriminar en qué momentos se debe dejar de usar las tecnologías de la inteligencia artificial para nuestras interacciones pone en riesgo la riqueza y la profundidad que solo las relaciones humanas pueden ofrecer.
El balance es esencial en todas las áreas de nuestra vida, incluido nuestro uso de la tecnología. Al evitar la dependencia de ChatGPT, podemos encontrar un equilibrio saludable entre el mundo digital y el mundo tangible que nos rodea. Al reservar tiempo para actividades sin tecnología, como la lectura de libros, la práctica de deportes al aire libre o las conversaciones significativas con otras personas, nutrimos nuestro bienestar, nuestra conexión con el mundo real; en suma, aprendemos.
Según Pedro Allueva (2002) “aprender requiere intrínsecamente un cambio en la persona. Sea intencionado o fortuito, sea agradable o desagradable, siempre estará relacionado de la experiencia del individuo en interacción con el ambiente” desde esa perspectiva si prescindimos de una intercomunicación real, concreta con aquello que nos rodea, estamos vetando nuestro propio aprendizaje.
El conocimiento que adquirimos también proviene de la experiencia empírica. Por lo tanto, cada vez que nos alejamos de la posibilidad de vivenciar e interactuar con lo tangible y lo concreto, perdemos una parte importante de nuestro aprendizaje. Es fundamental adquirir experiencias para poder pensar por nosotros mismos. Quizás no debemos rechazar todo dogma (como Kant anhelaba), ya que esto podría transgredir la libertad individual arbitrariamente, pero debemos tener la capacidad de cuestionarlo.
ChatGPT es una herramienta fascinante y útil en la era digital, pero es fundamental evitar caer en la dependencia excesiva de ella. Al hacerlo, preservamos nuestras habilidades cognitivas, nos protegemos de sesgos y nos damos la oportunidad de desarrollar pensamiento crítico. Además, valoramos las interacciones humanas y encontramos un equilibrio saludable en nuestra relación con la tecnología. Al mantenernos conscientes y equilibrados, podemos aprovechar al máximo las ventajas de ChatGPT sin comprometer nuestra autonomía y crecimiento personal.
Escrito por: Katherine Hernández Gaete.
Diseño: Valentina Núñez Grandón.
FUENTE: Allueva, Pedro. (2002). Conceptos básicos sobre metacognición. Zaragoza, Consejería Educación y Ciencia.
Kant, Immanuel (1978). Critica de la Razón Pura. Traducción de Pedro Rivas, Madrid, Editorial Alfaguara.